No como por culpa de Doña Juana
En el barrio Mochuelo de la ciudad de Bogotá, desde hace años se presentan malos olores, a causa del relleno de Doña Juana. Al día se recolectan 6.200 toneladas de basura que van a parar allí. Este olor a pañales usados y repollos podridos, tiene a la mayoría de los habitantes en constantes aprietos.

¿Se imagina que todo su mundo huela a basura? ¿Que cuando sale a comprar el pan o el almuerzo lo único que perciba sea el desperdicio de millones de habitantes? ¿Se imagina oler a inmundicia y no poder escapar nunca de este aroma? esta es la vida de una de las residentes del sector. Este es el diario vivir de la mayoría de los habitantes que viven cerca al coladero. Ventana abierta, tuvo la oportunidad de entrevistar a María del Carmen, una habitante del barrio, quien afirma, "he sufrido bastantes problemas de salud por los malos olores del botadero. No como, me dan nauseas, mareos y mucho dolor de cabeza".
Vivir en este ambiente no es agradable. Ratas, cucarachas y hormigas llegan al basurero en busca de alimento. Estimado lector piense por un momento que usted vive cerca al relleno y abre la puerta de su casa y se encuentra con una rata, y unas cuantas cucarachas en la alacena del mercado. Esta triste realidad no solo la vive doña María, sino otro habitante del sector. Don Marcos Suárez, propietario de una
tienda de víveres que queda a pocas cuadras del relleno, quien dice que, “los ratones y otros insectos se entran por cualquier rendija que tenga las casa, e incluso se meten cuando se abren las ventanas. Las ganancias que me deja este negocio tengo que invertirlas para combatir esa plaga” concluye el tendero. Sin embargo, el problema que afecta más a la familia Suárez es la pérdida del apetito y los fuertes dolores de cabeza que le genera el mal olor del basurero. Su esposa María del rosario, afirma que en ocasiones tienen que cerrar el local por el olor que emite la descomposición de los desechos y que les es imposible comer con ese aroma.
Según Carmen Elina Ariza, médica y especialista en gastroenterología, la pérdida del apetito que presentan las personas que viven en lugares cercanos a rellenos sanitarios, se debe a “un trastorno del gusto llamado hipogeusia que provoca un sabor en la boca persistente y a menudo desagradable del olor que hay en el ambiente, a pesar de que no se tiene nada en ella. Sin embargo, la verdadera pérdida del gusto es poco común. Por lo general, lo que se tiene es una pérdida del olfato en lugar de una pérdida del gusto”.
No obstante, el relleno de Doña Juana, ya tiene sus días

contados, pues el Gobierno Nacional y la Alcaldía Mayor de Bogotá están buscando una alternativa para depositar las basuras de la capital en otro sitio. Aunque no se ha determinado cual será el terreno para el nuevo basurero o cual será el proyecto para la recolección de basuras. Es un hecho que el relleno de Doña Juana debe de cerrar sus puertas, pues la acumulación de gases y el sobre cupo de basuras están generando daños ambientales, irreparables, en esta zona.